Se encuentra dentro del término municipal de Barbaño, alcaldía menor de Montijo. Se halla situada a 189 mts sobre el nivel del mar y a unos 300 mts del río Guadiana. El acceso a la villa puede realizarse a través de la carretera local Montijo-Barbaño. Dicha carretera divide el yacimiento en dos partes.
El descubrimiento de la villa tuvo lugar en marzo de 1984, al realizarse labores de explanación con fines agrícolas. Se trata de una gran villa rural de amplia pervivencia histórica, en la que los inicios hay que situarlos en la primera mitad del siglo I d.C. y el ocaso en el s.VII, aunque algunos edificios se siguieron utilizando con posterioridad.
Probablemente la villa perteneciera a un soldado veterano retirado del ejército y que vivía en Mérida. Por el número de esqueletos encontrados hasta este momento en Torreáguila, se puede calcular una población de entre 500-700 personas, sin que ello quiera decir que no hubiera más. Las gentes de las villa se distribuiría teniendo presente las necesidades de la casa, en torno a aquellas actividades encaminadas al autoabastecimiento: talleres de cerámica, vidrio, encargados de la granja, de supervisar el abatecimiento, la bodega, etc.
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A lo largo del S.VI se levantó un edificio con función religiosa, en torno al cual se erigió una extensa necrópolis. A partir de estos momentos la villa entra en un largo declive. Sin embargo, hay constancia de que sus edificios fueron aprovechados en época árabe e, incluso es muy probable que se utilizase como ermita durante la Edad Media algunas de las estancias que seguían en pie, si nos atenemos a que allí se sitúa, a lo largo del S.XII, el hallazgo de la Virgen de Barbaño, patrona de la localidad de Montijo.
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Información General
La villa hispanorromana
En su origen, las villas eran esencialmente casas de labor. A lo largo de la historia de romana fueron desarrollándose hasta convertirse en auténticas unidades de explotación agraria.
La villa comprende unas tierras (fundus) y unos edificios donde se organiza el trabajo y desde donde se distribuyen los productos (la villa propiamente dicha). Las hay de tamaño reducido, como pequeñas granjas; otras son extensas como pueblos, unas son esencialmente agrícolas y otras compiten con los edificios de la ciudad en monumentalidad y riqueza.
Las villae fueron la plasmación arquitectónica de un sistema económico concreto (grandes explotaciones agrícolas) y de las relaciones sociales (dominus/ colonus/ esclavo).
Columela distingue tres grandes partes en una villa, atendiendo a su utilidad:
1.-Pars urbana, o área de vivienda del dueño.
2.-Pars rustica, o área de vivienda de esclavos, cocina y establos.
3.-Pars fructuaria, área dedicada al almacenamiento y transformación de productos (lagares, silos, bodegas, etc)
A ella deberíamos añadir hoy en día una parte de Integración ideológica y espiritual: La villa se convirtió en un centro de actividades espirituales y sociales de los miembros de la explotación. En esta parte se encuentran las iglesias y las ermitas rurales.
Rara es la villa excavada en más de un 40 %, por lo que es difícil saber detalles sobre su planta, vida, etc. No obstante, por la cantidad de villas existentes en España, podemos afirmar que nuestro país tuvo una densa población rural en época romana sólo comparable a Italia. En ciertos aspectos nuestras villas tienen características propias.
Las villas fueron algo más que simples explotaciones agropecuarias. Los romanos sintieron especial atracción por la vida en el campo. Al tiempo que consideraban su aspecto económico, se sentían fascinados por la Naturaleza y el contacto con ella.
Por otra parte, las villae tuvieron un doble carácter: El de producción agraria y el de retiro y descanso de los propietarios. Este componente de disfrute de las delicias del campo variaba según las épocas y momentos económicos por los que atravesó el Imperio Romano.
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