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Este dique, que abastecía de agua la ciudad de Augusta Emérita junto con el de Cornalvo, está localizado a 5 km. de la misma, recogiendo tanto las aguas pluviales como la de los arroyos próximos. Su construcción inicial es fechada en la época de fundación de la ciudad; tuvo reformas de ampliación durante el Siglo II a. de C.Se realiza con un núcleo de hormigón revestido con sillería de granito con un talud escalonado aguas arriba. El dique tiene una longitud de 425 m. y una profundidad de 21 m.
Desde Proserpina parte una conducción que sigue las cotas favorables del terreno hasta llegar a Mérida, en tramos de construcción subterránea, formada por galerías abovedadas de medio punto, y en zonas donde hay que salvar desniveles se realizan arquerías. El depósito de decantación o piscina limaría se sitúa frente al actual cementerio de la ciudad.
Guía de Yacimientos Arqueológicos de Extremadura, Junta de Extremadura, Mérida, 2007
Santiago Feijoo, arqueologo que ha coordinado la investigación en el convento de San Andrés, desdpués de una investigación que ha durado cinco años ha levantado un gran debate, al negar el origen romano de la presa de Proserpina.
Su investigación defiende que la presa fue construida en época altomedieval (entre los siglos VIII y X) para lo que aporta numerosos datos, así como un importante conjunto de fuentes bibliográficas y comparativas.
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Información General
Los embalses romanos
Cuando las condiciones climáticas o geográficas no permitían garantizar un suministro regular, los ingenieros romanos no dudaron en construir embalses, es decir, grandes cisternas al aire libre que, una vez llenadas, aunque fuera esporádicamente, permitían un vaciado y un suministro regular a través de un acueducto.
La idea de un embalse es en sí misma bastante sencilla, si bien su ejecución traía bastantes problemas para los ingenieros que debían adaptarse al terreno, calcular la presión del agua, regularizar los canales de evacuación sin que el agua arrastrara los aliviaderos de las presas, etc.
No obstante, fueron capaces de construir embales a lo largo del imperio con unas dimensiones extraordinarias: el de Emesa (actual Homs en Siria) tenía unos 2.000 metros de largo y una capacidad de unos 90.000.000 de m3, concebido básicamente para necesidades agrícolas.
Gracias a Nerón se construyeron tres embalses convertidos en lagos en el Lacio para abastecer de agua su residencia de Roma, la Domus Aurea, uno de los cuales tenía 39 metros de altura.
En Hispania tres grandes presas de tierra garantizaban un caudal regular para los acueductos de Toledo y de Mérida. Las dos presas de Mérida, de época del emperador Trajano, medían 194 y 427 metros respectivamente y alcanzaban una altura de 15 y 12 metros respectivamente; la de Toledo, del siglo II d. C., tenía 550 metros de largo y 14 metros de altura. Estas presas estaban reforzadas por muros de hormigón (opus caementicium) y con taludes que soportaran la presión del agua y el peso de la presa.
(Catedu)
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